jueves, 2 de julio de 2015

EFECTOS DEL FENOMENO EL NIÑO 1997 - 1998




EFECTOS DEL FENOMENO EL NIÑO 1997 - 1998

Los mayores efectos y activación de amenazas asociadas a las fuertes lluvias se concentraron en los departamentos de Tumbes, Piura y la Provincia de Lambayeque, manteniéndose las lluvias e inundaciones hasta el mes de abril. Sin embargo, desde fines de enero hasta marzo de 1998, también cayeron lluvias torrenciales que produjeron inundaciones diversas en el resto de la costa norte y central, hasta Ica. La característica que tuvieron los eventos en estas últimas áreas es que duraron corto tiempo, entre uno a cuatro días.

Los efectos encadenados durante este lapso se expresaron de varias formas:

Las lluvias que cayeron en las cuencas de la costa causaron el incremento de los caudales de los ríos, produciendo desbordes e inundaciones.



En condiciones normales, el comportamiento hidrológico de las cuencas de la costa peruana depende de las precipitaciones que ocurren en la sierra, donde la época de lluvia es entre diciembre y marzo. Así mismo, responde a las características propias de los ríos, que son las siguientes:

Son ríos de corto recorrido y fuerte pendiente.
La mayor parte de ellos transporta agua solamente durante la época de lluvias en la sierra, permaneciendo secos el resto del año, salvo algunos que conducen agua permanentemente porque su naciente está en los glaciares.
Los cauces de estos ríos, por lo general, permanecen colmatados de materiales y no están debidamente encauzados, por lo cual las crecidas alteran su cauce.


Durante la ocurrencia del Fenómeno El Niño 1997-98, en muchas de las cuencas se incrementó extraordinariamente el caudal de los ríos, debido a que se sumaron a las lluvias de la sierra alta las torrenciales lluvias que cayeron en la parte media y baja de las mismas. La posibilidad de desborde se vio favorecida por la enorme cantidad de material sólido que transportaron los ríos, suelo arrastrado desde las laderas áridas y deleznables de las partes altas y medias de las cuencas.

En los ríos de la costa norte y central del país se observaron los máximos históricos, de acuerdo a la red de registros de información hidrológica o de caudal del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI); también, según los cálculos o estimaciones (por métodos directos como el de área-velocidad) realizados por la Dirección General deAguas y Suelos (DGAS) del Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), responsable del registro de los ríos en los Distritos de Riego bajo su jurisdicción administrativa.


 
En la cuenca del Río Tumbes, desde diciembre se incrementaron los caudales presentándose los mayores valores promedio en enero de 1998 con 854 m3/s.  El caudal máximo instantáneo del período diciembre-mayo 1997-98 fue de 2.318,0 m3/s registrado el 12 de abril.

En la cuenca del Río Chira (en Piura), para el evento 1997-98, los caudales se incrementaron desde enero, subiendo vertiginosamente hasta llegar a su pico más alto en abril de 1998, alcanzando cerca de 1.497 m3/s. Los mayores incrementos se produjeron en los meses de marzo y abril para descender en mayo de 1998.

En la cuenca del Río Piura, el caudal medio del río del mismo nombre, según la estación hidrológica Puente Sánchez Cerro, alcanzó un valor de 601,1 m3/s, caudal superior en 721 % respecto de su normal. Los caudales se incrementaron desde diciembre de 1997 hasta abril de 1998 con valores cercanos a los 1700 m3/s para descender en mayo de ese mismo año. El caudal máximo instantáneo para el período diciembre-marzo 1997-98 fue de 4.424 m3/s registrado el 12 de marzo.

En la cuenca Motupe-La Leche se presentaron caudales máximos instantáneos nunca antes vistos, de acuerdo a versiones de expertos que fueron recogidas por los medios de prensa. Lamentablemente no se cuenta con registros de los caudales de ese río. Las descargas de esta cuenca dieron lugar a la formación de una gran laguna en el desierto, dado que este río no tiene extensión de salida hacia el mar. Situación similar ocurrió con la Laguna Ramón que recibe las aguas de la cuenca del Río Piura, la cual amplió extraordinariamente su diámetro normal. Al adquirir mayor tamaño, llegó a unirse con las aguas del Río Motupe-La Leche formando una sola laguna grande, la cual fue bautizada por la comunidad con el nombre de Laguna La Niña. Esta laguna paulatinamente fue reduciendo su extensión, hasta secarse algunos meses después, debido a la infiltración del suelo y a la evaporación. Es importante destacar que durante los años de mucha precipitación, como corresponde a los años Niño, es usual que los ríos mencionados (Piura, Cascajal, Olmos, Motupe, La Leche), los cuales raramente llegan al mar, formen esas lagunas en el desierto de Sechura. Estos lagos son explotados aprovechando las especies piscícolas que se desarrollan (por ejemplo, lisa).

 

En la cuenca del Río Chancay-Lambayeque, el caudal promedio del río del mismo nombre en la estación hidrológica Raca Rumi, alcanzado durante el período septiembre de 1997 a mayo de 1998, fue 61,1 m3/s superior en 69% a su normal. De septiembre a noviembre de 1997, este río registró déficits hídricos, iniciándose el ascenso de sus caudales a partir de diciembre y alcanzando sus mayores valores en abril de 1998 con 133,4 m3/s.

Los impactos hidrológicos mayores no solamente han sido en los ríos de la costa norte, sino también en los ríos de la costa central (Ica, Chillón, Rimac, Chancay-Huaral) y puntualmente en algunas zonas del sur, como el valle de Locumba en Tacna.

Los datos del Ministerio de Agricultura de los ríos Jequetepeque, Pativilca, Huaura, Chancay y Cañete muestran un incremento considerable de los caudales a partir de diciembre de 1997, alcanzando promedios máximos entre febrero y marzo de 1998, para luego descender abruptamente en abril, llegando a su nivel promedio normal en mayo de 1998.

La cuenca del Río Rimac presentó mayor volumen de caudal durante El Niño 1997-98 que los promedios normales. Tuvo un primer pico a fines de enero, manteniéndose alto hasta mediados de marzo, para luego descender. En esta cuenca se produjeron además avalanchas de lodo de gran impacto entre los meses de enero a marzo.

 

En la cuenca del Río Ica se produjeron dos crecidas extraordinarias en enero de 1998, las cuales superaron ampliamente los caudales históricos del mismo río durante el siglo XX, sobrepasando ampliamente el máximo que puede soportar su cauce que son unos 250 m3/s. El promedio mensual alcanzado en ese mes se ubica muy por encima de los máximos instantáneos de las cuencas vecinas y de las del resto de la costa sur, sólo comparable con los caudales de los ríos del extremo norte durante dicha temporada. Se estima que durante el primer mes de 1998 el caudal medio superó en 700% la media normal para dicho mes. Ello generó desbordes, provocados por lluvias torrenciales, así como avalanchas o huaycos en la parte alta de la cuenca.

En la costa sur, desde Ica hasta Tacna, los ríos aumentaron su caudal durante enero y febrero de 1998, siendo los promedios mensuales superiores a la media para el período, en algunos casos hasta 300%.

Igual situación se observó en el río Pisco, cuyos caudales fueron de 800 m3/s en 1997-98.

En Arequipa, los ríos Majes y Camana mostraron incrementos inusitados alcanzaron valores de 1.200 y 980 m3/s en 1997-98.

Otro efecto secundario de las lluvias y de la crecida de los caudales de los ríos fue la formación de avalanchas de lodo (“huaycos” en el idioma quechua), ya que al caer el agua de lluvia sobre laderas de las cuencas áridas de materiales no consolidados, provocaron una intensa erosión hídrica y la formación de escorrentías superficiales, activándose las torrenteras y las quebradas secas. El efecto más directo de estos procesos fue la generación de avalanchas de lodo, las cuales se produjeron de manera exacerbada en las cuencas de la costa norte y central, donde se presentaron incrementos inusitados de caudal, pero también en algunos lugares de la sierra y selva.

 

Los “huaycos” se produjeron en los departamentos de Tumbes, Piura y Lambayeque, de manera continua, porque las quebradas secas, por efecto de las lluvias, tuvieron mucha actividad geodinámica externa. Otras zonas donde se formaron “huaycos” de gran potencial destructivo fueron las cuencas de los ríos Rimac y Huaura, en el departamento de Lima y en la cuenca del Río Ica.

Lejos de las cuencas de la costa, ocurrieron esos mismos fenómenos en Choco (Arequipa), San Luis (Callejón de Conchucos-Ancash), Castrovirreyna (Huancavelica) y Oxapampa (Cerro de Pasco). Sin embargo, estos últimos no son directamente atribuibles a El Niño, pues ocurrieron en zonas donde las anomalías de precipitaciones no fueron significativas. En Perú cada año se forman “huaycos” en diversos lugares durante la temporada de lluvias, algunos de los cuales tienen gran impacto destructivo.

Adicionalmente a los efectos derivados de los incrementos inusitados de caudales de los ríos, otras amenazas que causaron daños cuantiosos fueron los aluviones ocurridos en el Valle del Vilcanota (Provincia La Convención-Cuzco), por efecto de los deshielos de glaciares.

Durante El Niño 1997-98, prácticamente la totalidad de las cuencas de la costa tuvieron gran actividad por efecto de lluvias que originaron incremento de caudales, erosión hídrica, activación de quebradas secas, formación de avalanchas de lodo de diverso tamaño que aportaron materiales sólidos hacia las partes bajas de los valles, causando sedimentación y colmatación de cauces, contribuyendo así a los desbordes y consiguientes inundaciones.

Pero hay diferencias notables entre la continua y enorme actividad hidrodinámica en las cuencas del norte del país y las irregulares y menores caudales del extremo sur. El nivel de las lluvias y de los caudales fue bajando de norte a sur, combinado con súbitas crecidas en algunas cuencas específicas, como por ejemplo las del Rimac, Ica y Topara.

a)    En la costa norte estuvieron presentes dos tipos de amenazas originales: la tropicalización del clima y el exceso de precipitaciones. La tropicalización del clima que ocurrió durante 1997 fue un factor de enorme incidencia sobre la vida humana, animal y vegetal, influyendo también en la meteorización de las rocas en las cuencas costeras. El exceso de precipitaciones propició, por una parte, el incremento inusual de los caudales de la mayoría de los ríos, los cuales originaron fuertes desbordamientos e inundaciones. Por otro lado, en las cuencas más susceptibles y escarpadas, con suelos menos consolidados, se generaron avalanchas de lodo (huaycos) e inundaciones. Finalmente, los excesos de lluvias sobre vastas extensiones durante los primeros meses de 1998, produjeron también inundaciones de tierras planas.

En efecto, tal como se ha indicado, las lluvias de El Niño y sus efectos comenzaron a mediados de diciembre de norte a sur, primero en Tumbes y Piura activando casi de manera simultánea cinco cuencas: Zarumillas, Tumbes, Bocapán, Chira, Piura, Cascajal y Motupe-La Leche.

En cambio, en las cabeceras de las cuencas, el nivel promedio que alcanzaron las anomalías de las precipitaciones no fue significativamente alto en relación a años normales. A pesar de ello, se observa que durante varios días consecutivos se produjeron picos de caudales en los ríos Tumbes, Zarumilla y Piura por efecto de trasvase de nubes de la región atlántica, explicando la cadena de amenazas que se generaron y las afectaciones que produjeron.

b)    En la costa central, los efectos encadenados se relacionaron con excesos de precipitación, similares a los de la costa norte, pero concentrados en períodos mas cortos. Las principales amenazas fueron los desbordamientos de ríos y la generación de avalanchas de lodo (huaycos).

c)    En el sur, aparte de las inundaciones y las avalanchas de lodo, fueron frecuentes las lluvias torrenciales, el deshielo de glaciares por efecto de las temperaturas, originando aluviones que causaron graves afectaciones. En algunos sectores se presentaron veranillos y algo de sequía, pero a escala muy reducida.

d)    En la zona de oriente no hubo efectos notorios, aunque se presentaron inundaciones locales por desborde de algunos ríos


 
VISION GENERAL DE LOS DAÑOS SOCIOECONOMICOS DEL EPISODIO EL NIÑO 1997-98

Diferentes sectores económicos y la población recibieron impactos del Fenómeno El Niño 1997-98.

En el océano, el incremento de las temperaturas y el cambio en la salinidad de las aguas, trajeron consigo la migración de las especies pelágicas que normalmente habitan las aguas peruanas, reduciéndose de forma significativa la captura, con la consiguiente merma en la producción de harina de pescado para la exportación y con afectación de la cadena trófica de las especies. La disminución de especies como la anchoveta y la sardina generó un impacto negativo sobre las aves guaneras, lobos marinos y pingüinos, produciendo su muerte o migración, lo cual también tuvo repercusiones sobre la producción de guano. Un impacto inverso y positivo fue la aparición de otras especies como camarones, langostinos, tiburón diamante, etc., para consumo humano.

Al elevarse la temperatura del aire y aumentar la radiación solar, con el consiguiente aumento de la evaporación y la evapotranspiración de las plantas, se generó una mayor demanda hídrica de las mismas, lo cual fue notorio durante los primeros meses de
evolución de El Niño, es decir, en 1997. Ello produjo alteraciones en el ciclo normal de crecimiento de las plantas y en la afectación de los procesos de floración, redundando en una disminución de la productividad de los renglones afectados. El efecto socioeconómico de la elevación de la temperatura fue muy evidente en los cultivos transitorios y permanentes de los valles de la costa, siendo los más afectados la papa, maíz, algodón, olivos, pecanas, limón, tomate, mango, vid y otros frutales.

El clima cálido también fue propicio para la aparición de plagas y proliferación de insectos, que contribuyeron a mermar la agricultura y afectaron al ganado, así como a la salud de las personas.

Gracias a la oportuna predicción de la llegada de El Niño a principios de 1997, las autoridades peruanas pudieron abocarse a la realización y ejecución de planes, obras y acciones de prevención y mitigación. En numerosas ocasiones tales obras –ensanchamiento de cauces, la protección de bordes de ríos, la limpieza de los drenajes, etc.–, evitaron que las crecidas de los ríos causasen graves inundaciones. Sin embargo, se presentaron oportunidades en que los caudales de diseño para tales obras fueron
excedidos con creces, dañándose incluso la infraestructura construida en la fase de prevención.



Durante el evento de 1997-98, las lluvias, crecidas, inundaciones y deslizamientos fueron los mayores generadores de impactos en el territorio nacional. En la costa norte y en las
regiones centrales del país (en las últimas de las cuales no existían previsiones ni antecedentes acerca de su ocurrencia en el pasado), las amenazas mencionadas produjeron impactos muy importantes sobre los asentamientos humanos, la agricultura, los sistemas de agua potable y saneamiento, las vías de comunicación, etc. La misma capital, Lima, fue afectada por las inundaciones del río Rimac, las cuales no habían sido consideradas en los planes de prevención y mitigación.

El incremento de caudales tuvo efectos dramáticos sobre algunas poblaciones emplazadas en el trayecto de los cursos de agua o en las zonas ribereñas. Un daño importante se evidenció en las obras de captación y distribución de agua para consumo humano, lo que originó la suspensión de los servicios.

Las crecidas de los ríos produjeron socavaciones en numerosas carreteras afectando los cimientos de las vías y produciendo inundaciones sobre la carpeta asfáltica y por ende su destrucción. Una consecuencia destacada de los daños a las vías fue el aislamiento de muchas zonas agrícolas y poblados; ello imposibilitó tanto el suministro de combustible
para plantas térmicas en algunas comunidades como el suministro de alimentos y la salida de productos agrícolas, entre otros.

Los desbordamientos de los cauces y las crecidas también afectaron actividades como la industria camaronera, trucha y pejerrey, entre otros, al originar la destrucción de la infraestructura productiva destinada a esos fines que estaba ubicada en los márgenes y/o en la desembocadura de los ríos.

 

Los desastres de mayor magnitud se produjeron en Piura, Tumbes, Ica, Chiclayo, (inclusive Mocse, Picsi), Trujillo y Chimbote. Otros de similares proporciones ocurrieron en
Lima (Chosica, Chaclacayo, Huaycoloro). Los “huaycos” o avalanchas de lodo que se produjeron en los departamentos de Tumbes, Piura, Lambayeque, de manera continua porque las quebradas normalmente secas tuvieron mucha actividad geodinámica externa, cortaron carreteras como la de Tumbes-Piura por varias semanas y también arrasaron tuberías de conducción de agua como la que alimenta a Talara, dejando a esa población sin ese servicio por varias semanas.

Otras zonas donde se produjeron “huaycos” que tuvieron gran potencial destructivo fueron: Trujillo, donde se activó una quebrada que derivó en una enorme inundación de la ciudad, al romperse el dique de la represa que formó previamente.

En Lima se produjeron huaycos en Ambar (cuenca del Huaura). En la cuenca del Rimac se produjeron huaycos en Tambo de Viso, Matucana, quebrada Paihua, Santa Eulalia, El Pedregal, Quirio, El Cuadro, Los Cóndores, California, Chacrasana, La Cantuta, Cupiche, San Mateo  y Huaycoloro.

También ocurrieron en Ica, por las quebradas Los Molinos, Trapiche, Cansas, que afectaron varios pueblos causando gran destrucción.

Lejos de las cuencas de la costa ocurrieron esos mismos fenómenos en Choco (Arequipa), San Luis (Callejón de Conchucos-Ancash), Castrovirreyna (Huancavelica), Oxapampa (Cerro de Pasco).

Las lluvias directas generaron impactos ambientales positivos. Por una parte permitieron la recuperación de pastizales y el incremento de la flora, con notoria influencia en el Parque Nacional Huascarán, en las Reservas Forestal Lachay y en la Reserva Natural de Titicaca. Por otra parte, propiciaron la recuperación de cobertura vegetal en el Parque Nacional del Río Abiseo. También produjeron la integración de varios lagos que pudo ser aprovechada para fines de pesca y de aprovechamiento salino, contribuyendo a la recarga de acuíferos.

En el sur del país no se produjo sequía como se había previsto de acuerdo a lo ocurrido en 1982-83. Por el contrario, se produjeron precipitaciones que en algunos lugares fueron
intensas originando crecidas de algunos ríos, además de deslizamientos y avalanchas de lodo, lo que originó algunos daños en áreas agrícolas y centros poblados.

 

El calentamiento de glaciares en la cordillera de los Andes, al producir el desprendimiento de bloques de hielo y represar el río Vilcanota, dejó sepultada la Central Hidroeléctrica de Machu Picchu que quedó totalmente colapsada.

El arrastre de sedimentos hacia las zonas bajas fue un factor determinante en el taponamiento de redes de alcantarillado y en la exacerbación de inundaciones en algunos poblados; igualmente, produjo un desmejoramiento de la calidad de las aguas para consumo humano por efecto de la turbidez, a la vez que contribuyó a la reducción de la capacidad útil de algunos embalses utilizados como fuente para la producción de agua potable, riego o electricidad.

La inhabilitación de servicios tuvo repercusiones sobre la calidad de vida de la población, principalmente sobre la de menores ingresos. Muchas de las tierras afectadas por inundación, lodificación u otros factores, no pudieron ser cultivadas en el ciclo agrícola siguiente, con el consiguiente impacto sobre los ingresos del productor y sobre la producción agrícola. Todo ello redundó en efectos sobre los indicadores macroeconómicos del país.

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3 comentarios:

  1. Buena actualización de los sucesos ocurridos los años 1997 y 1998 causados por el fenómeno del Niño.

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  2. Estimado, gracias por el aporte. Sería genial si puedes publicar tus referencias / bibliografía al final del post.

    Por cierto, dónde pudiste encontrar información de que no hubo sequías en el sur como ocurrió con en los 80-s. Gracias.

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